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viernes, 28 de noviembre de 2008
Testimonios de gente pobre en Jamaica
Atletas de Jamaica corren para dejar atrás la pobreza
KINGSTON (AFP) — Shelly-Ann Fraser puede dar gracias a la difícil relación de su madre con la policía de Jamaica, que la ayudó a convertirse en la campeona olímpica de los 100 m planos.
Maxine Fraser, que crió a su hija en uno de las zonas más peligrosas del Caribe.
Maxine, que sobrevivió vendiendo mercancías en la calle, huía de la policía molesta con su comercio ilegal con veloces arranques y cambios de ritmo.
"Esto es para mostrar que algo bueno puede salir del barrio. Un lugar así no te puede detener siempre que tengas ambición", dijo Maxine tras mirar cómo su hija lograba el oro.
Para Fraser, el éxito olímpico no es más que un escape de la pobreza en la isla caribeña.
Su familia todavía mora en un complejo habitacional en una de las peores comunidades urbanas de Jamaica conocida como Waterhouse.
En ese sitio lo más común son los muros de zinc, malos caminos y elevados niveles de criminalidad.
Pero la joven atleta ya no vive en Waterhouse. Tiene un dormitorio en la Universidad de Tecnología, donde está en su segundo año.
La educación y la habilidad deportiva son considerados la clave hacia una mejor vida.
"Cuando están en la escuela, muchos ven el atletismo en pista como una forma de ganarse una beca académica", dijo el entrenador escolar Michael Oliviera, que formó medallistas olímpicos como Winthrop Graham y Deon Hemmings.
La reina de la velocidad Marlene Ottey, que ahora corre para Eslovenia, tomó parte en su primera carrera cuando no era ni adolescente, y estaba descalza.
Como siempre, se han elevado cuestionamientos sobre cómo se impulsan los recientes éxitos.
Adrian Lorde, director de la Organización Regional de Antidopaje del Caribe, criticó a Jamaica recientemente por entender que los análisis a los atletas no son suficientes.
Sin embargo, las autoridades locales rechazan de plano cualquier insinuación de que las drogas son las responsables de los éxitos.
De hecho, muchos argumentan que los elevados consumos de ñame, banano y otras frutas ayudan a impulsar a los atletas.
KINGSTON (AFP) — Shelly-Ann Fraser puede dar gracias a la difícil relación de su madre con la policía de Jamaica, que la ayudó a convertirse en la campeona olímpica de los 100 m planos.
Maxine Fraser, que crió a su hija en uno de las zonas más peligrosas del Caribe.
Maxine, que sobrevivió vendiendo mercancías en la calle, huía de la policía molesta con su comercio ilegal con veloces arranques y cambios de ritmo.
"Esto es para mostrar que algo bueno puede salir del barrio. Un lugar así no te puede detener siempre que tengas ambición", dijo Maxine tras mirar cómo su hija lograba el oro.
Para Fraser, el éxito olímpico no es más que un escape de la pobreza en la isla caribeña.
Su familia todavía mora en un complejo habitacional en una de las peores comunidades urbanas de Jamaica conocida como Waterhouse.
En ese sitio lo más común son los muros de zinc, malos caminos y elevados niveles de criminalidad.
Pero la joven atleta ya no vive en Waterhouse. Tiene un dormitorio en la Universidad de Tecnología, donde está en su segundo año.
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La educación y la habilidad deportiva son considerados la clave hacia una mejor vida.
"Cuando están en la escuela, muchos ven el atletismo en pista como una forma de ganarse una beca académica", dijo el entrenador escolar Michael Oliviera, que formó medallistas olímpicos como Winthrop Graham y Deon Hemmings.
La reina de la velocidad Marlene Ottey, que ahora corre para Eslovenia, tomó parte en su primera carrera cuando no era ni adolescente, y estaba descalza.
Como siempre, se han elevado cuestionamientos sobre cómo se impulsan los recientes éxitos.
Adrian Lorde, director de la Organización Regional de Antidopaje del Caribe, criticó a Jamaica recientemente por entender que los análisis a los atletas no son suficientes.
Sin embargo, las autoridades locales rechazan de plano cualquier insinuación de que las drogas son las responsables de los éxitos.
De hecho, muchos argumentan que los elevados consumos de ñame, banano y otras frutas ayudan a impulsar a los atletas.
Jamaica apoya programas para reducir la pobreza del país
Jamaica debe acelerar los programas relacionados con la reducción de la pobreza y reorientar otros que tengan el mismo fin, según ha declarado el primer ministro jamaicano, Percival Patterson. El gobernante caribeño ha precisado que hay que darle al pueblo la oportunidad de mejorar sus vidas mediante un mayor uso de la técnica, al tiempo que ha resaltado la importancia de la educación como elemento clave para el desarrollo y la reducción de la pobreza y las desigualdades del país.
Patterson también ha destacado la importancia de internet para las empresas jamaicanas, al permitir el contacto con las empresas extranjeras por medio de menores costes y la ampliación de la cobertura comercial
Jamaica debe acelerar los programas relacionados con la reducción de la pobreza y reorientar otros que tengan el mismo fin, según ha declarado el primer ministro jamaicano, Percival Patterson. El gobernante caribeño ha precisado que hay que darle al pueblo la oportunidad de mejorar sus vidas mediante un mayor uso de la técnica, al tiempo que ha resaltado la importancia de la educación como elemento clave para el desarrollo y la reducción de la pobreza y las desigualdades del país.
Patterson también ha destacado la importancia de internet para las empresas jamaicanas, al permitir el contacto con las empresas extranjeras por medio de menores costes y la ampliación de la cobertura comercial
martes, 25 de noviembre de 2008
Las comunidades pobres, rehenes de la violencia de las bandas y del abandono del gobierno.
25 marzo 2008
(Kingston) Amnistía Internacional criticó hoy a las autoridades de Jamaica por desatender deliberadamente a la población jamaicana desfavorecida al no ocuparse de la corrupción y la violencia que están destrozando las comunidades de las zonas deprimidas de sus ciudades.
"La población jamaicana que vive en las zonas pobres de las ciudades está pagando con su vida las consecuencias de esta crisis de seguridad pública. Se convierten en rehenes del continuo enfrentamiento entre bandas de delincuentes, agentes de policía que matan con impunidad y autoridades que no protegen sus derechos humanos", manifestó Fernanda Doz Costa, investigadora de Amnistía Internacional sobre Jamaica.
En un nuevo informe que se hizo público hoy en una rueda de prensa celebrada en Kingston, la organización desveló la realidad de los cientos de miles de jamaicanos estigmatizados por las autoridades y condenados a vivir con bandas de delincuentes violentos y prácticas policiales abusivas.
Jamaica cuenta con uno de los índices de violencia y homicidios policiales más elevados del continente americano; en 2007 se produjeron en torno a 1.500 homicidios y la policía dio muerte a 272 personas, lo que supone una media de tres homicidios al día y de tres muertes a manos de la policía cada cuatro días. La mayoría de las víctimas de delitos violentos viven en comunidades con grandes carencias, en donde también sufren desempleo, acceso insuficiente a la educación y los servicios de salud, suministro limitado de agua potable y condiciones higiénicas deficientes.
Las personas que viven en los barios urbanos más deprimidos quedan a merced de dirigentes de bandas que se sirven del vacío que deja el Estado para controlar aspectos amplísimos de sus vidas, como la recaudación de "impuestos", la asignación de empleos, la distribución de alimentos y "becas" y el castigo a quienes infringen las normas de la banda.
Las bandas de delincuentes fueron creadas en la década de 1960 por los dos principales partidos políticos: el Partido Nacional del Pueblo y el Partido Laborista Jamaicano. Gobiernos y dirigentes políticos jamaicanos han contribuido activamente a crear y mantener un entorno en el que pudiera proliferar la violencia de las bandas.
En estas comunidades, la violencia es especialmente intensa cuando bandas rivales están "en guerra" por ganar control territorial. Poblaciones enteras quedan bloqueadas por barricadas y las personas no pueden salir de sus casas después de las cinco de la tarde. Debido a ello, el miedo impide a los menores ir a la escuela y los adultos no van a trabajar porque se suspende el transporte.
Tal y como manifestó a Amnistía Internacional una mujer de una comunidad urbana pobre, "por la noche tenemos que dormir en el suelo, todos, los niños, la abuela, todos nosotros; protegidos bajo el colchón, porque a veces los disparos pueden entrar en la casa y matarnos".
"Las bandas de delincuentes constituyen una pequeña parte de la población de las comunidades, pero sus actividades son devastadoras; tienen a miles de personas viviendo con un miedo constante, y ofrecen una excusa a las autoridades gubernamentales para calificar de delincuentes a todos los miembros de la comunidad", declaró Fernanda Doz Costa.
A pesar de la violencia que sufren día a día, los miembros de las comunidades se muestran reticentes a informar de los abusos por temor a las represalias de los dirigentes de las bandas, la falta de confianza en el sistema judicial y el recelo que sienten hacia los agentes de policía que trabajan en sus comunidades.
"En Jamaica hay muchos agentes de policía que cumplen con sus obligaciones y arriesgan su vida a diario para ayudar a mejorar la seguridad de las ciudadanas y los ciudadanos jamaicanos. Sin embargo, aún no existe determinación política para procesar a los responsables de abusos contra los derechos humanos y purgar la corrupción", manifestó Fernanda Doz Costa.
Amnistía Internacional hace un llamamiento a las autoridades de Jamaica para que tomen medidas urgentes y efectivas destinadas a abordar las causas que subyacen a esta crisis de seguridad pública y derechos humanos, medidas como la reducción del índice de homicidios en los barrios urbanos pobres, la introducción de políticas basadas en los derechos humanos y la reforma del sistema judicial para mejorar el acceso a la justicia.
"La pregunta que debe plantearse en Jamaica ya no debe tratar sobre 'si' o 'cómo', sino sobre 'cuándo' llevar a cabo los cambios necesarios para impedir que la crisis siga cobrándose vidas, y la respuesta es 'hoy'."
25 marzo 2008
(Kingston) Amnistía Internacional criticó hoy a las autoridades de Jamaica por desatender deliberadamente a la población jamaicana desfavorecida al no ocuparse de la corrupción y la violencia que están destrozando las comunidades de las zonas deprimidas de sus ciudades.
"La población jamaicana que vive en las zonas pobres de las ciudades está pagando con su vida las consecuencias de esta crisis de seguridad pública. Se convierten en rehenes del continuo enfrentamiento entre bandas de delincuentes, agentes de policía que matan con impunidad y autoridades que no protegen sus derechos humanos", manifestó Fernanda Doz Costa, investigadora de Amnistía Internacional sobre Jamaica.
En un nuevo informe que se hizo público hoy en una rueda de prensa celebrada en Kingston, la organización desveló la realidad de los cientos de miles de jamaicanos estigmatizados por las autoridades y condenados a vivir con bandas de delincuentes violentos y prácticas policiales abusivas.
Jamaica cuenta con uno de los índices de violencia y homicidios policiales más elevados del continente americano; en 2007 se produjeron en torno a 1.500 homicidios y la policía dio muerte a 272 personas, lo que supone una media de tres homicidios al día y de tres muertes a manos de la policía cada cuatro días. La mayoría de las víctimas de delitos violentos viven en comunidades con grandes carencias, en donde también sufren desempleo, acceso insuficiente a la educación y los servicios de salud, suministro limitado de agua potable y condiciones higiénicas deficientes.
Las personas que viven en los barios urbanos más deprimidos quedan a merced de dirigentes de bandas que se sirven del vacío que deja el Estado para controlar aspectos amplísimos de sus vidas, como la recaudación de "impuestos", la asignación de empleos, la distribución de alimentos y "becas" y el castigo a quienes infringen las normas de la banda.
Las bandas de delincuentes fueron creadas en la década de 1960 por los dos principales partidos políticos: el Partido Nacional del Pueblo y el Partido Laborista Jamaicano. Gobiernos y dirigentes políticos jamaicanos han contribuido activamente a crear y mantener un entorno en el que pudiera proliferar la violencia de las bandas.
En estas comunidades, la violencia es especialmente intensa cuando bandas rivales están "en guerra" por ganar control territorial. Poblaciones enteras quedan bloqueadas por barricadas y las personas no pueden salir de sus casas después de las cinco de la tarde. Debido a ello, el miedo impide a los menores ir a la escuela y los adultos no van a trabajar porque se suspende el transporte.
Tal y como manifestó a Amnistía Internacional una mujer de una comunidad urbana pobre, "por la noche tenemos que dormir en el suelo, todos, los niños, la abuela, todos nosotros; protegidos bajo el colchón, porque a veces los disparos pueden entrar en la casa y matarnos".
"Las bandas de delincuentes constituyen una pequeña parte de la población de las comunidades, pero sus actividades son devastadoras; tienen a miles de personas viviendo con un miedo constante, y ofrecen una excusa a las autoridades gubernamentales para calificar de delincuentes a todos los miembros de la comunidad", declaró Fernanda Doz Costa.
A pesar de la violencia que sufren día a día, los miembros de las comunidades se muestran reticentes a informar de los abusos por temor a las represalias de los dirigentes de las bandas, la falta de confianza en el sistema judicial y el recelo que sienten hacia los agentes de policía que trabajan en sus comunidades.
"En Jamaica hay muchos agentes de policía que cumplen con sus obligaciones y arriesgan su vida a diario para ayudar a mejorar la seguridad de las ciudadanas y los ciudadanos jamaicanos. Sin embargo, aún no existe determinación política para procesar a los responsables de abusos contra los derechos humanos y purgar la corrupción", manifestó Fernanda Doz Costa.
Amnistía Internacional hace un llamamiento a las autoridades de Jamaica para que tomen medidas urgentes y efectivas destinadas a abordar las causas que subyacen a esta crisis de seguridad pública y derechos humanos, medidas como la reducción del índice de homicidios en los barrios urbanos pobres, la introducción de políticas basadas en los derechos humanos y la reforma del sistema judicial para mejorar el acceso a la justicia.
"La pregunta que debe plantearse en Jamaica ya no debe tratar sobre 'si' o 'cómo', sino sobre 'cuándo' llevar a cabo los cambios necesarios para impedir que la crisis siga cobrándose vidas, y la respuesta es 'hoy'."
Pobreza en Jamaica
POBREZA EN JAMAICA
Ubicacion Geográfica
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Isla situada en el Mar Caribe al sur de Cuba, con una ubicación estratégica entre el Canal de Jamaica y la Fosa Caimán, rutas marítimas más importantes hacia el Canal de Panamá. Posee una superficie total de 10,991 km². Algunos de sus recursos naturales son la bauxita, el yeso y la piedra caliza. El idioma es el inglés y un dialecto local del inglés. Su ciudad capital es Kingston.
POBREZA TRAE ENFERMEDADES Y VIOLENCIA, ENTRE OTROS.
Un 39% de los 2,6 millones de habitantes de Jamaica son niños y niñas. Aunque la tasa general de pobreza descendió de un 26% en 1996 a un 16,9% en 1999, un 43% de todos los pobres son niños y niñas, y la mayoría viven en zonas rurales. La integración con planes regionales para la infancia, como el Plan de Acción del Caribe para la educación, cuidado y desarrollo en la primera infancia, es bastante elevada. Se han tomado varias medidas para fortalecer los instrumentos existentes y formular otros nuevos, como la preparación de una política nacional sobre la infancia y la redacción de un borrador de la Ley sobre la Atención y Protección de la infancia. Jamaica ha afirmado los Protocolos Facultativos de la Convención sobre los Derechos del Niño relativos a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía, y la participación de los niños en los conflictos armados.
Aunque la matriculación en la escuela primaria es casi universal, la calidad y la eficacia del aprendizaje y la enseñanza siguen siendo un problema. Se calcula que un 30% de los estudiantes, la mayoría varones, son analfabetos funcionales al terminar el ciclo de la escuela primaria. La escasa asistencia y las tasas de abandono escolar aumentan con la edad. Solamente un 3,6% del grupo de edad de 0 a 3 años está matriculado en algún curso supervisado de atención para la primera infancia.
Jamaica tiene una alta incidencia de VIH/SIDA (1,6 por cada 1.000 personas) con relación a la región. Cerca de un 8% de las personas infectadas son niños y niñas menores de 10 años, siendo la transmisión de madre a hijo uno de los factores que más contribuyen a esta cifra. Casi un 8% del total de casos registrados (4.443) son niños y niñas menores de 10 años. Cuatro quintas partes de los niños y niñas infectadas viven en hogares pobres, y uno de cada cuatro será abandonado. Entre los adolescentes, las tasas de infección se han duplicado cada año desde 1995, y las niñas adolescentes están tres veces más expuestas a la infección que los varones adolescentes. La tasa de fecundidad de adultos es elevada, de 112 por cada 1.000 nacimientos. La iniciación a las relaciones sexuales se produce incluso a los 10 años de edad. El conocimiento sobre la contracepción entre los adolescentes es elevado, pero se calcula que solamente un 50% utiliza preservativos de modo habitual.
Aunque la matriculación en la escuela primaria es casi universal, la calidad y la eficacia del aprendizaje y la enseñanza siguen siendo un problema. Se calcula que un 30% de los estudiantes, la mayoría varones, son analfabetos funcionales al terminar el ciclo de la escuela primaria. La escasa asistencia y las tasas de abandono escolar aumentan con la edad. Solamente un 3,6% del grupo de edad de 0 a 3 años está matriculado en algún curso supervisado de atención para la primera infancia.
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Jamaica tiene una alta incidencia de VIH/SIDA (1,6 por cada 1.000 personas) con relación a la región. Cerca de un 8% de las personas infectadas son niños y niñas menores de 10 años, siendo la transmisión de madre a hijo uno de los factores que más contribuyen a esta cifra. Casi un 8% del total de casos registrados (4.443) son niños y niñas menores de 10 años. Cuatro quintas partes de los niños y niñas infectadas viven en hogares pobres, y uno de cada cuatro será abandonado. Entre los adolescentes, las tasas de infección se han duplicado cada año desde 1995, y las niñas adolescentes están tres veces más expuestas a la infección que los varones adolescentes. La tasa de fecundidad de adultos es elevada, de 112 por cada 1.000 nacimientos. La iniciación a las relaciones sexuales se produce incluso a los 10 años de edad. El conocimiento sobre la contracepción entre los adolescentes es elevado, pero se calcula que solamente un 50% utiliza preservativos de modo habitual.
Aproximadamente 22.000 niños y niñas trabajan y alrededor de 2.500 niños y niñas, la mayoría varones, viven en las calles. La explotación sexual comercial de la infancia es un problema cada vez mayor. El maltrato infantil aumenta, al mismo tiempo que la exposición y participación en actos de violencia en el hogar y la escuela. La pobreza, el debilitamiento de las estructuras familiares, la insuficiencia de los sistemas de apoyo comunitarios y una paternidad y maternidad deficientes son algunas de las causas subyacentes más importantes. Alrededor de 2.000 niños y niñas se encuentran internados en instituciones residenciales donde las normas de atención necesitan mejorar. Las principales esferas de preocupación con respecto a los adolescentes son los altos índices de suicidio, el abuso del alcohol, la violencia, los accidentes de tráfico y las ofensas criminales. Los sistemas penal y de justicia juvenil están regidos por normas inadecuadas de detención, ubicación y capacitación, y sufren los efectos de una insuficiencia de recursos.
PRIORIDADES DEL UNICEF
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Se están poniendo en práctica en el país tres estrategias que se refuerzan mutuamente:
Un entorno propicio de políticas y programas promueve y desarrolla medidas que prestan apoyo a políticas y leyes sociales basadas en la ratificación de los instrumentos de derechos humanos. Las cuestiones de promoción y protección prioritarias se definen y promueven mediante investigaciones, diálogo de políticas, ampliación de las alianzas y análisis de los gastos en el sector social.
Las capacidades de la familia y la comunidad se refuerzan para promover entornos propicios, acogedores y protectores en los cuales los niños y las niñas pueden alcanzar su pleno potencial. Se toman medidas para fortalecer las estrategias de comunicación y las alianzas entre las comunidades y los prestadores de servicios.
Se mejora la calidad y el acceso a la prestación de servicios mediante el fomento de las capacidades y el fortalecimiento institucional, y también mediante la asistencia a las actividades del gobierno y de los aliados de las organizaciones no gubernamentales (ONG) para prestar servicios de calidad por medio de la formulación y mejora de normas, la aplicación de protocolos y directrices y el fortalecimiento del desarrollo de proyectos.
El UNICEF ha alcanzado resultados importantes en esferas como la integración del programa de salud y educación para el desarrollo en la primera infancia, la ampliación de la respuesta contra el VIH/SIDA a un contexto social más amplio, la ampliación de las oportunidades para una participación más significativa de los adolescentes en los planos de investigación, política y programas, y la integración de los derechos de la infancia en los temarios políticos nacionales y subregionales.
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